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18 de octubre de 2021
Tras resistir el golpe de la situación sanitaria, el sector inmobiliario ha retomado la actividad con más fuerza y ya recupera los niveles prepandemia mucho más rápido de lo que lo han hecho otros sectores.
La pandemia ha supuesto grandes cambios en todos los sectores de la actividad económica y ha modificado el escenario de la inversión inmobiliaria.
Los últimos datos muestran que la actual crisis será menor en el sector inmobiliario que en el global de la economía, lo que pone de manifiesto la actual fortaleza del sector, que se encontraba mucho mejor preparada que en el año 2008.
La actividad de la construcción se paralizó solo quince días el año pasado, un parón muy inferior al de otros sectores. Si atendemos, por ejemplo, al dato de desempleo en el sector de la construcción; la peor cifra registrada durante la pandemia se dio en el segundo trimestre de 2020, donde se alcanzó la cifra de 168.300 desempleados. Este número es muy inferior al registrado durante la crisis de la burbuja, cuando llegaron a ser 736.000 los desempleados de este sector.
Mercado de compraventa: la actividad hipotecaria y el mercado de compraventas se vio muy afectado durante los meses centrales del pasado año. El confinamiento y el cierre de la actividad no esencial paralizaron muchas operaciones, pero la demanda se embalsó y vimos como las cifras se recuperaban durante el último trimestre de 2020.
En este sentido, observamos cómo durante los meses de marzo y abril de este año, las cifras de compraventa no sólo han superado los datos de los mismos meses de 2020, si no también a las de 2019 (+11% en marzo y +3% en abril frente al dato de 2019). Si hacemos la misma comparativa, el volumen de hipotecas concedidas en el mes de marzo ha superado en un 19% a la cifra de hipotecas concedidas en marzo de 2019.
Estos indicadores demuestran que, si bien la paralización supuso un golpe para el sector, ha servido para retomar la actividad con más fuerza y recuperar los niveles pre-pandemia mucho más rápidamente de lo que han podido hacerlo otros sectores.
Desde Gesvalt advertimos varios cambios que se han dado en este último año, entre ellos:
Preferencias de la demanda: si bien ya observábamos cambios en los meses anteriores a la pandemia, la crisis sanitaria las aceleró. Entre las nuevas demandas destacan la búsqueda de vivienda en zonas periféricas o municipios limítrofes, espacios más grandes, con mayor número de dormitorios y baños, y con posibilidad de disponer de terrazas o jardines.
Mercado de trabajo: uno de los cambios más notorios en este ámbito ha sido la implantación del teletrabajo, que creemos que se mantendrá al menos en el medio plazo. En esta línea, también se están valorando en el mundo laboral nuevas opciones, como la reducción de la jornada semanal, cambios que impulsarán la adaptación del sector de oficinas.
Impacto en el retail: este sector ya estaba en plena transformación provocada por el comercio electrónico durante los años previos a la pandemia. El gran incremento de las ventas por internet durante los meses de confinamiento, y la mayor penetración en la sociedad de este sistema de compraventa, acelerará aún más ese proceso. Observamos como algunas tiendas ya se están adaptando para ofrecer a sus clientes experiencias de compra que supongan una ventaja frente a la competencia.
Desarrollo de la logística: ha sido el segmento que más ha crecido durante los dos últimos años. Su reto para los próximos años consiste en ser capaz de aumentar su cadena de distribución, haciendo especial hincapié en el reparto de última milla.
Atractivo de activos inmobiliarios: la pandemia ha modificado las preferencias del inversor. En este sentido, se han visto favorecidos los activos residenciales, los centros logísticos y los data center, frente a las oficinas o el sector hotelero.
Impulso a la digitalización: la crisis sanitaria ha sido un gran catalizador de los procesos de digitalización del mercado y de la actividad inmobiliaria y podría acelerar las transformaciones en otros ámbitos, como la rehabilitación de vivienda.