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10 de marzo de 2021
La llegada del 5G y el mayor uso de la tecnología por la pandemia han impulsado la demanda de centros de datos. Los mercados europeos compiten por ellos, y España es uno de los principales contendientes.
El aumento del tráfico de Internet provocado por el confinamiento y las previsiones de demanda con el despliegue del 5G han convertido a los centros de datos en un activo alternativo muy atractivo para los inversores inmobiliarios.
La demanda de infraestructura de datos se disparó en 2020 tras la pandemia y dejó al descubierto la necesidad de contar con mayores infraestructuras que concentren los recursos digitales necesarios para el almacenamiento y trabajo remotos.
La utilización de datos se ha visto acelerada a niveles nunca antes visto por el impulso del teletrabajo, la educación a distancia y el ocio digital en el contexto de la pandemia. Por ejemplo, plataformas como Netflix han tenido que bajar la definición en el servicio de streaming de vídeo en Europa de modo temporal para ahorrar datos y no tensionar el tráfico de la red.
Nuevas áreas emergentes como la conducción de vehículos autónomos, el Internet de las Cosas (IoT), el IoT industrial o el hogar conectado proporcionarán un crecimiento adicional.
Este escenario presenta una importante oportunidad para un sector emergente y con una rentabilidad de hasta el 20%. Los grandes fondos comienzan a aproximarse a este mercado ante la falta de infraestructuras digitales que cubran la demanda.
Bruselas propuso la creación de un mercado único europeo de datos con la idea de abrir una nueva vía entre el duopolio de Estados Unidos y China.
En esta batalla digital, el comisario europeo Thierry Breton cree que Europa no puede perder otra oportunidad. Bretón indicó que Europa ya perdió la primera oleada, la de los datos personales, y ahora debe actuar para participar en la segunda, la de los datos industriales.
Este fuerte crecimiento que se está viendo en el sector se enfrenta a algunos obstáculos, como el de la disponibilidad de suelo en las principales ciudades, en las cercanías de los grandes centros de producción energética y de las rutas actuales de fibra.
Por otro lado, se suman cuestiones urbanísticas que llevan a los promotores de centros de datos a competir en precio por las oportunidades de suelo existente que cumplan con los requisitos buscados para este modelo de negocio.
Como los centros de datos sirven para diferentes propósitos, requieren de ubicaciones y estrategias distintas.
En la competencia por conseguir la inversión en este sector entran en juego parámetros relacionados con el coste del suelo, la seguridad, los recursos humanos, los incentivos fiscales y el suministro y fiabilidad de la energía, entre otros.
La industria de Centros de Datos agrupados en la asociación Aslan busca convertir a Madrid en un Hub Digital en el sur de Europa. Entre las peticiones del sector está la creación de un marco regulatorio fácil, transparente, ágil y adecuado a su negocio.
“Madrid tiene a su favor su posición geográfica en el centro de la Península Ibérica, puerta de entrada a África y América; y la cada vez mayor llegada de cables submarinos que confluyen en Madrid desde las distintas costas y donde se interconectan con centros de datos y operadores de comunicaciones”, señalan desde la asociación.