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15 de diciembre de 2019
Beatriz Toribio, experta en el sector inmobiliario, analiza en esta entrevista con Gesvalt el papel que están jugando los nuevos modelos de familia y trabajo en la transformación de la vivienda del futuro, y los retos a los que se enfrenta el sector de la construcción.
Beatriz Toribio, una de las analistas inmobiliarias más influyentes de España y referente del Real Estate español, se define como una apasionada del mundo inmobiliario.
En esta entrevista nos cuenta cómo ve el mercado residencial del futuro con la irrupción de la tecnología y la influencia de las nuevas generaciones que prefieren el acceso a un servicio en lugar de la posesión de un bien. También habla sobre los desafíos a los que se enfrenta el sector de la construcción para dar respuestas a las nuevas demandas de sostenibilidad y a las exigencias del usuario.
En su opinión, la futura vivienda se adaptará a la forma de trabajar y de vivir como hoy ya lo están haciendo otros sectores, como el del automóvil.
El concepto de vivienda en el futuro va a ser muy diferente porque está cambiando nuestra forma de relacionarnos, de trabajar, las estructuras familiares ya no son solo las tradicionales y, además, seremos sociedades más envejecidas y con un mayor peso de la tecnología, lo que nos llevará a nuevas necesidades y servicios que quizás hoy desconocemos.
Pero sobre todo, dentro de 50 años, primará más el uso que la propiedad, y será la vivienda la que se adaptará a las personas y no al contrario. Serán viviendas más flexibles que podrán evolucionar en función de cómo vayan cambiando nuestras necesidades.
En la actualidad, a la hora de comprar o alquilar el usuario busca dentro de la oferta existente la vivienda que se adapta mejor a sus necesidades y al precio que podría pagar. Posiblemente dentro de 50 años la vivienda estará diseñada para adaptarse a nosotros, a nuestras necesidades de ocio, de familia y quizás también de trabajo.
En este sentido podemos compararlo con el sector del automóvil y cómo ha evolucionado el concepto desde la propiedad a las nuevas fórmulas como el carsharing o el renting. Según la necesidad, se puede aplicar una u otra fórmula. El sector de la vivienda también se está transformando con fórmulas que permitirán más el uso que la propiedad. Cohousing, intercambio, copropiedad o cesión de uso son solo algunas de las alternativas, y en el futuro habrá nuevos modelos que hoy no imaginamos. El mayor cambio en 50 años será el tecnológico.
La tecnología será el aspecto que determinará la vivienda del futuro. Serán viviendas con las que podremos interactuar a través del audio y el video, con asistentes virtuales mucho más desarrollados que los actuales.
A través del móvil o por reconocimiento facial se activarán servicios vinculados que nos permitirán ahorrar tiempo, por ejemplo con la apertura de puertas sin llave o el uso de neveras interactivas con compras automáticas.
Además, la tecnología nos permitirá construir de forma más rápida, más eficaz y a la vez poner en el mercado viviendas más sostenibles, eficientes y flexibles. Porque hoy se construye casi igual que hace 30 o 40 años y el concepto de vivienda es muy rígido. de vivienda es muy rígido. En el futuro se popularizarán sistemas modulares flexibles y estandarizados que ya están implantando algunas compañías y que permiten adaptar la vivienda a las nuevas formas de trabajar y de vivir.
Pero en medio de todos estos avances, la vivienda tendrá muchos retos. El principal, evitar el aislacionismo propio de una sociedad donde la tecnología cada vez tiene más peso. Por ello, en el futuro serán muy valorados las zonas comunes y los espacios que nos permitan compartir servicios, momentos etc. No solo porque pasaremos más tiempo con nuestros dispositivos móviles, sino también porque las casas en las grandes ciudades tenderán a ser cada vez más pequeñas.
La tecnología ya está presente en los procesos de construcción, el reto es hacerlo accesible. Si bien el sector de la construcción no avanza al mismo ritmo que las inquietudes de la población, la introducción de la tecnología en el proceso permitirá que las viviendas se adapten mejor y más rápido a las necesidades de la gente. Esto nos permitirá ser más eficaces y a la vez, desarrollar nuevas oportunidades de negocio.
Entre los retos más importantes está el de desarrollar procesos de edificación que nos acerquen más a la vivienda ecológica y estén en sintonía con las demandas de sostenibilidad medioambiental de los usuarios. El ahorro energético y la sostenibilidad ya son valores diferenciales de cara a cierta clase de clientes. Esto irá a más.
Va a primar más el uso que la propiedad. Todo el parque de viviendas se adaptará no solo a las necesidades tecnológicas, sino también a las familias y a modelos de trabajo flexibles.
La vivienda del futuro tiene que pensar en ese reto. En muchas promociones ya se están creando zonas comunes con espacios para los niños, el ocio y deporte compartidos por el conjunto residencial, y todos los indicadores apuntan que seguirá esa tendencia.
En la actualidad se están desarrollando servicios para segmentos de edad como adultos mayores y estudiantes, que cuentan con la posibilidad de compartir espacios como cocina, lavandería o enfermería.
Además de las necesidades tecnológicas y medioambientales, las consecuencias del mundo virtual nos invitan a pensar espacios para el “mundo real” que ofrezcan alternativas para evitar ese aislamiento.
Este tipo de tecnologías y la relación con la vivienda física son ya una realidad, pero van a ir a más. Hoy ya nos permiten pasearnos virtualmente por lo que será nuestra futura casa, ver cómo quedaría decorada o cómo puede variar su estructura o estilo final en función de los materiales, de poner o quitar un muro, mobiliario etcétera. Antes todo se hacía sobre plano y con una gran imaginación. Esto es un ahorro de tiempo muy importante pero, sobre todo, nos permite adecuarnos de forma más eficiente a las necesidades y gustos de nuestros clientes.
Pero además, toda esta revolución tecnológica está empezando a permitir que se estén empezando a cerrar operaciones de compra o alquiler sin la necesidad de visitar físicamente el inmueble, solo con la visita virtual.
El modelo del senior housing será exitoso. El progresivo envejecimiento de la población y las preferencias de los adultos mayores por mantener el espacio de privacidad que aporta un apartamento son factores que evidencian el interés potencial por este tipo de activos.
Por otro lado, a diferencia de las clásicas residencias, el cohousing permite no solo disfrutar de zonas compartidas manteniendo la independencia, sino que además el formato de convivencia propuesto fomenta la socialización en la tercera edad.