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25 de enero de 2021
Así lo indica el último barómetro de Cepyme, que también señala una mejor situación para las pymes de mayor tamaño frente a las más pequeñas.
Las pequeñas y medianas empresas tienen una presencia masiva en el tejido productivo español, cercana al 97%, un porcentaje tan alto que de su propia recuperación depende en gran parte la salida de la crisis generada por el coronavirus.
Según los resultados del último barómetro de la patronal de las pequeñas y medianas empresas, (Cepyme), una de cada cuatro medianas empresas (hasta 250 empleados) ve peligrar su futuro por el coronavirus. El estudio eleva la cifra hasta más de la mitad (50,51%) para el conjunto de las pymes que cree que su supervivencia está en juego por la pandemia.
Las diferencias en las previsiones apuntan hacia la capacidad de las empresas de mayor tamaño para lograr acceso al crédito. La mediana empresa muestra mayor resiliencia en estos tiempos de dificultades porque tiene mayor capacidad de adaptación y mejor acceso a financiación.
Aquí más datos de interés sobre el barómetro.
Nadie discute el rol clave que juegan las pymes en la economía. Tampoco que ante el parón por la pandemia requieren medidas que garanticen la supervivencia de las empresas, y en especial de aquellas compañías que por su tipología tienen mayor dificultad de acceso al crédito.
Aunque es cierto que hay sectores más penalizados por la actual situación (turismo, hostelería, retail, automoción y construcción, por citar algunos de ellos) cada compañía es una realidad y no existen recetas universales.
Gesvalt lanzó una iniciativa centrada en ayudar a cualquier pequeña y mediana empresa que esté atravesando momentos de dificultad tras la crisis económica provocada por el coronavirus, a través de la realización de un diagnóstico financiero y operativo, de forma totalmente gratuita y confidencial.
Este análisis ayuda a entender y a enmarcar la situación de la empresa en el nuevo contexto y es imprescindible para diseñar un horizonte de viabilidad que acomode el plan estratégico a los recursos disponibles.
En este sentido, el plan de viabilidad debe partir de un diagnóstico externo que analice el impacto de elementos fuera del control de la empresa y que trabaje sobre diferentes escenarios, calculados en función de probabilidades (competencia, nuevos jugadores, productos sustitutivos, respuesta de clientes y proveedores, entre otros).
Tras el análisis, el siguiente paso es definir una estrategia de respuesta de la empresa que girará en torno a 4 ejes:
Este diagnóstico estará acompañado por una batería de acciones, encaminadas a la consecución de la estrategia diseñada: alternativas de refinanciación, impacto, acuerdos stand still, escenarios de negociación, reformulación de contratos, búsqueda de proveedores financieros, etc.