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22 de abril de 2024
Los suelos rústicos albergan un potencial inmenso para el desarrollo de proyectos que aporten valor económico, social y ambiental. Claves para potenciar la rentabilidad de las explotaciones agrícolas.
Cada terreno es único y hay casi tantas formas de mejorar el valor de la tierra como parcelas y propietarios dispuestos a hacerlo.
Gesvalt cuenta con un área exclusiva dedicada a los activos rústicos y agrarios que trabaja por facilitar y dinamizar las operaciones de compraventa y la elaboración de informes de tasación de fincas rústicas, un proceso ya conocido por nosotros como asesores, y que resulta crucial para que los clientes puedan conseguir sus objetivos de negocio.
Los suelos rústicos albergan un potencial inmenso para el desarrollo de proyectos que aporten valor económico, social y ambiental. La clave está en elegir iniciativas que no solo sean rentables, sino que también sean sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
A medida que el mundo avanza hacia un futuro más verde y sostenible, quienes inviertan en proyectos innovadores en el sector agrícola rural no solo verán un aumento en el valor de sus tierras, sino que también contribuirán de manera significativa al bienestar de nuestras comunidades y al cuidado del planeta.
Las fincas rústicas, especialmente las agrícolas, se han convertido en una gran oportunidad de inversión. Para los inversores, es una buena manera de diversificar el patrimonio, para las familias, es una alternativa de segunda residencia, y para los fondos de inversión, son un activo muy preciado por su seguridad.
Cuando se trata de una vivienda residencial, la mayoría de nosotros estamos familiarizados sobre cuáles son los proyectos de mejoras para el hogar que ofrecen el mejor retorno de la inversión. Mejorar la calidad de los materiales de construcción, aumentar el aislamiento o renovar cocinas y baños, por ejemplo, aumentarán el valor de su hogar más que rehacer el interior del garaje.
Sin embargo, cuando se trata de mejorar el valor de la tierra rústica, las cosas no son tan sencillas. La razón es que los diferentes tipos de tierra tienen diferentes propósitos, como la caza, la agricultura o la recreación. Por lo tanto, no existe una solución única en términos de retorno de la inversión (ROI) en mejoras de terrenos brutos.
Una planificación cuidadosa y una evaluación constante son esenciales para mejorar la rentabilidad a largo plazo. Cada explotación agrícola es única, por lo que es importante ajustar las estrategias según las condiciones específicas de la explotación.
Diversificación de cultivos. Cultivar una variedad de productos puede ayudar a mitigar el riesgo asociado con la dependencia de un solo cultivo. Conviene explorar la demanda local y regional para determinar qué cultivos pueden ser más rentables en tu área.
Tecnificación agrícola. Implementar tecnologías modernas, como sistemas de riego eficientes, sensores agrícolas y maquinaria avanzada, aumentan la eficiencia y la productividad. La monitorización del clima y del suelo también ayudan a optimizar los procesos agrícolas.
Mejora de la eficiencia del riego. Adoptar sistemas de riego eficientes, como el riego por goteo, reduce el uso de agua y aumenta la eficiencia hídrica de la explotación.
Uso de prácticas agrícolas sostenibles. La adopción de prácticas agrícolas sostenibles puede no solo reducir los costos a largo plazo, sino también mejorar la calidad del suelo y la salud de los cultivos.
Valor agregado a los productos. Procesar los productos en la misma explotación o asociarse con empresas locales para agregar valor a los productos antes de su venta aumenta los márgenes de beneficio.
Venta directa al consumidor. Vender productos directamente a los consumidores a través de mercados locales, tiendas en línea o sistemas de entrega elimina intermediarios y aumenta los ingresos.
Negociación de precios y contratos a largo plazo. Negociar precios justos con compradores y establecer contratos a largo plazo puede proporcionar estabilidad financiera y reducir la incertidumbre.