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16 de enero de 2023
La calidad de la tierra y los criterios de sostenibilidad son aspectos relevantes en la valoración y el riesgo en la inversión en el sector agroalimentario.
El sector agroalimentario es estratégico para la economía y la sociedad.
El inmobiliario rústico cuenta con un atractivo añadido en España gracias a condiciones favorables como el acceso al agua, la cercanía de los principales mercados, calidad de la tierra y la abundancia de sol. Las infraestructuras en nuestro país y la gran experiencia de gestión suponen un valor añadido en la inversión agrícola, ganadera, renovable o forestal.
Con la compraventa de fincas marcando récord de operaciones, lo que demuestra la salud y el interés por el sector, se vuelve imprescindible contar con un análisis experto del riesgo en en las operaciones de compra venta.
El rol de una compañía de tasación y valoración con el desarrollo de informes para el sector rústico se ha ido adaptando. La normativa de tasación, que data de los años 80, nace enfocada para cubrir garantía y confort al financiador y en su esencia tiene un componente conservador que introduce los principios de prudencia.
Sin embargo, la incorporación de normativas internacionales permite mayor flexibilidad para introducir elementos de mercado para ciertas valoraciones, que en el caso de una tasación no siempre se pueden incluir.
Así, cuando trabajamos para el mundo de inversión en el desarrollo de informes de tasación con finalidad hipotecaria, nos permite estar mucho más cerca de la realidad del mercado e incorporar ciertos mitigantes del riesgo, a la vez que expectativas de mercado y/o de revaloración, que no siempre permite nuestra normativa nacional de valoración por el criterio de prudencia.
Las finalidades de valoración y tasación son distintas. En una operación de compraventa se puede realizar una valoración de parte del propietario que busca financiación para expandir su negocio y, por otro lado, para inversores, actuando como asesores de la inversión y garantes del valor final.
El sector agroalimentario es el único que además de emitir carbono es también un reductor de CO2, y hace falta un marco regulatorio de Europa.
Europa está trabajando en la actualidad en cómo contextualizar las absorciones de carbono por cultivo y hectáreas para la generación de créditos y así determinar las ayudas al sector agroalimentario.
Desde el punto de vista de la inversión, ya no es posible encontrar interés fuera de los requerimientos en políticas ESG, y esto vuelve imposible inversiones por fuera de estos criterios.
Si bien la metodología de valoración deja pocos resquicios para incorporar criterios ESG, sí es posible incluirlos una vez se obtienen las certificaciones y los criterios de sostenibilidad del activo.
En Gesvalt acompañamos a nuestros clientes desarrollando Due Diligence de ESG, con auditorías energéticas en profundidad, ayudando en consultoría sobre cuáles son las necesidades de capex que van a tener que enfrentar para poder alcanzar esos estándares de sostenibilidad, que por un lado pueden significar su activo más interesante de cara a una inversión o, por el otro, va a sumarles puntos de cara a una financiación.
En la compra de tierra rústica los inversionistas quieren controlar todo el proceso hasta la salida de comercialización. Es por ello que la práctica más frecuente con la adquisición de tierra de una determinada actividad o sector también compren la industria agroalimentaria relacionada a ella. Por ejemplo, tierras de naranjos y empresas de transformación zumos; tierra de huerta o de invernaderos y entrada en central hortofrutícola o viñas y su bodega.
Por tanto, los periodos de maduración de los proyectos son superiores comparativamente con otros productos alternativos de real estate. Los aspectos que los inversores tienen en cuenta para mitigar el riesgo de las inversiones los podemos enumerar en:
La creciente demanda de materias primas y, concretamente, el alza de los productos alimenticios, son factores que apoyan esta tendencia. Aunque no se espera que las grandes empresas busquen retornos en la agricultura de manera inmediata, si es bastante posible que esto suceda en los próximos años.
La creciente preocupación por el acceso a los alimentos está creando un nuevo esquema geopolítico alrededor de su seguridad, llevando a muchos países a la adquisición de granjas ya la prohibición de exportación de sus productos.
Las tierras de cultivo son un valor probado contra escenarios inflacionistas como el actual, además de guardar una muy débil correlación con los activos de inversión más frecuentes. Un argumento muy poderoso para reducir riesgo y mejorar el comportamiento de una cartera.
Tenemos un área exclusiva dedicada al mundo agro y fincas rústicas con una estrecha vinculación con la banca regional, nacional e internacional.
Elaboramos informes de tasación de fincas rústicas y asesoramiento en operaciones de compraventa, fundamentales para la gestión adecuada de los activos inmobiliarios.