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2 de enero de 2024
Las compañías que dan prioridad a las medidas correctoras para la reducción de la huella de carbono, huella hídrica y la huella ambiental, no sólo contribuyen a combatir el cambio climático, sino que también obtienen varias ventajas competitivas.
El calentamiento global se ha convertido en el gran reto del siglo XXI. Provocado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero, está causando alteraciones peligrosas y generalizadas en la naturaleza y afectando a la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de los esfuerzos por reducir los riesgos.
Los efectos del calentamiento global ahora son una realidad a la que debemos enfrentarnos todos juntos.
Abordar el cambio climático requiere una mayor concienciación sobre el riesgo climático por parte de los directivos de las empresas, el apoyo de los reguladores, los inversores y otras partes interesadas para garantizar que las empresas se gestionan de forma que puedan seguir siendo rentables durante la transición.
Los Acuerdos de París constituyen un acuerdo histórico para combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones en carbono.
El objetivo central del Acuerdo de París es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrados.
De acuerdo con WWF, ese medio grado de diferencia en la temperatura media del planeta tiene consecuencias devastadoras.
La consecución de los objetivos climáticos del Acuerdo de París requiere que las empresas alineen sus reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero con este objetivo.
Según el Consejo Europeo, el futuro de Europa depende de la salud del Planeta. Por ello, en el año 2018 se puso en marcha el Pacto Verde Europeo mediante el cual los Estados de la Unión se han comprometido a lograr la neutralidad climática (net zero) de aquí a 2050 y de este modo dar cumplimiento a los Acuerdos de París. El Pacto Verde Europeo es la base para la transformación de la UE en una sociedad equitativa y próspera con una economía moderna y competitiva.
Para alcanzar el net zero es necesario que las empresas establezcan nuevas estrategias para lograr la denominada “descarbonización” que no es más que el proceso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Las emisiones de gases de efecto invernadero de las organizaciones se dividen en directas e indirectas.
Para las empresas, la adaptación es muy importante para poder gestionar la descarbonización y cumplir con la normativa. Esta adaptación y transformación a la nueva economía sin emisiones hace que aprovechen las oportunidades y puedan salir más fortalecidas evitando riesgos. Dependiendo de la organización y el sector, la hoja de ruta para conseguir la descarbonización variará.
Con tantos retos en nuestro camino a causa del cambio climático, la descarbonización tiene varios beneficios para las empresas.
Reputación. La imagen que la empresa proyecta una empresa comprometida con la sostenibilidad mejora la lealtad de los clientes y facilita la relación con los proveedores.
Inversores. Los factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) son fundamentales para la toma de decisiones de inversión. Un sistema sólido de contabilidad del carbono en las operaciones empresariales mejora la reputación corporativa e indica a los inversores que una empresa cumple la normativa vigente y se prepara de forma proactiva para un futuro más ecológico. Estas empresas suelen considerarse menos arriesgadas y más previsoras y suponen una oportunidad de atraer a inversores responsables.
Ventaja competitiva. La sostenibilidad se ha convertido en un factor diferenciador en el mercado, pero en breve dejará de serlo. Adelantarse en la reducción del impacto ambiental, además de socialmente responsable, puede darle una ventaja competitiva sobre sus competidores.
Evitar los riesgos por incumplimiento. El incumplimiento de las normativas ambientales que están llegando para combatir el cambio climático puede acarrear sanciones, a la vez que daños a la reputación. Por otro lado, las empresas que no cumplen las normas pueden enfrentarse a un mayor escrutinio por parte de los reguladores y del propio mercado, lo que puede provocar interrupciones en sus operaciones, pérdidas de confianza y de clientes.
En Gesvalt tenemos distintas líneas de apoyo a las empresas en la descarbonización: